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ANTONIETA, MULTIFACÉTICA Y DECIDIDA




A pocas personas se le puede reconocer una vida intensa como una vorágine en 30 años de vida… a 2 meses de llegar a los 31.  Su vida en fotos y de manera muy sintetizada está plasmada en la casa familiar transformada en su Museo. (Calle Héroes #45 Col. Guerrero CDMX). Es difícil que mujer alguna, nacida en México, puede reunir tantas actividades en favor de otros, como esta joven Antonieta Rivas Mercado, considerada como una de las promotoras culturales más trascendentes del siglo XX.

 

Y aclarando, si bien su señor padre el Arquitecto Antonio Rivas Mercado, fue un profesionista de éxito social y económico, comisionado por el Gral. Porfirio Díaz para construir la ahora conocida como Columna de la Independencia, su hija Antonieta, desde pequeña, tuvo una vida difícil. Siendo una niña, estalló la Revolución Mexicana y ella debió enfrentar una dura situación, quedarse a cargo de la casa familiar porque su madre Matilde Cristina había partido a Europa para seguir a su amante.

 

A los 18 años de edad Antonieta se casó con  Albert Edward Blair, inglés con residencia en los Estados Unidos. Al año siguiente nació su hijo Donald Antonio.  Pero el matrimonio no funcionó y decidió regresar al hogar paterno.  Por años estuvo dedicada a luchar por la custodia de su hijo, y aunque desgastado su ánimo, dedicó tiempo, esfuerzo y dinero a distintas actividades culturales.

 

 Fortaleció amistades con intelectuales y artistas, siendo criticada por las diferencias sociales y su juventud. Antonieta Rivas Mercado destacó como mecenas de artistas, escritores e intelectuales, y tuvo amistades que la reconocían como una mujer destacada por su inteligencia. Con Diego Rivera, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, José Gorostiza, Carlos Pellicer, Agustín Lazo y Roberto Montenegro, Antonieta se convirtió en parte esencial de Los Contemporáneos.  Compartió con ellos su visión de la cultura mexicana.

 

Dos grandes ejemplos de su interés por la cultura fue la fundación del  Teatro Ulises un grupo de vanguardia, cuya idea la surgió por el tiempo que pasó en París, siendo adolescente y crearlo, nació con la inquietud de renovar la escena mexicana. También fundó la Orquesta Sinfónica Mexicana que aceptó dirigir el maestro Carlos Chávez. Ella financió las dos instituciones. Por ello fue muy criticada: “Ninguna dama, por más mecenas que sea, se hubiera atrevido a semejantes desafíos, sus desplantes no son adecuados.  El recato y la discreción deberían haber sido su conducta”, decían sus críticos.

 

No tomaban en cuenta las diversas actividades que demostraban su preparación. Dominaba el inglés, francés, alemán, italiano y griego. Además de patrocinadora de grupos culturales, fue editora de libros, activista política, escritora en periódicos importantes. Rivas Mercado fue una mujer desafiante en su tiempo y una vanguardista, cuya labor fue clave en la modernización de la cultura de México. No aceptó el discurso oficial que colocaba a la Revolución como el mito que sustentaba el quehacer artístico y cultural de la “verdadera sociedad mexicana”.

 

Antonieta tuvo un papel muy destacado en la candidatura presidencial de José Vasconcelos Calderón, de quien fue compañera sentimental en los años 1928 y 29.  Al ser derrotado Vasconcelos (por un escandaloso fraude electoral en su contra) Rivas Mercado se exilió primeramente en Nueva York y luego en Paris donde trabajó como escritora y periodista. Sin embargo, sus continuos fracasos sentimentales y el reciente político sufrido por su candidato, le hizo tomar una decisión fatal:

 

El 11 de febrero de 1931 Antonieta Rivas Mercado se disparó, dentro de la Catedral de Notre Dame. Utilizó la pistola que Vasconcelos siempre llevaba consigo.

 

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común del cementerio del Pére Lachaise. La localización de sus restos, a la fecha es desconocida. (lep)

 

 

Extracto de un artículo de Antonieta Rivas Mercado, publicado en 1928 en El Sol de Madrid:

“…la cultura es la única vía de salvación de la mujer. Por eso es preciso sobre todo para las mujeres mexicanas, ampliar su horizonte; que se le eduque e instruya, que cultive su mente y aprenda a pensar”.

 

En una carta dirigida a su hermana Alicia: 

“Para mi la vida ha sido sufrimiento y trabajo, éste mi diversión y alivio; nunca he podido llevar el alma ligera, siempre me ha ido pesando algo y en verdad a nadie le deseo destino semejante”.

 


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