Por: Mtro. Luis Raúl González Pérez*
El fortalecimiento y subsistencia de nuestras instituciones democráticas está ineludiblemente vinculado a la existencia de la sociedad civil organizada, que a través de los años ha sido, en buena medida, motor y artífice de los grandes cambios que nuestro país ha tenido. Ya sea que hablemos de la alternancia en el poder, de la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos, de la reivindicación de los derechos de los grupos en condición de vulnerabilidad, de la defensa de nuestros recursos naturales o de la protección del medio ambiente, tan solo por citar algunos casos, es claro que no podríamos entender ni explicar el estado actual de cosas, sin considerar la relevante tarea que las y los luchadores sociales, los colectivos y las organizaciones civiles han tenido.
Frente al miedo, la resignación, la indiferencia o la falta de vías claras para buscar solución a las necesidades y retos de nuestro país, así como para plantear inconformidades y demandas sociales, su responsabilidad y compromiso con las causas que procuran, históricamente, ha abierto puertas y señalado rutas para el reconocimiento y atención de los problemas, al igual que para la búsqueda de soluciones. La sociedad civil organizada, con su ejemplo, ha contribuido y contribuye a iluminar la conciencia publica de los mexicanos y a reforzar la idea de que para generar las condiciones que todos deseamos para nuestro país es necesario que tomemos la decisión de actuar para ello y aportemos lo que esté a nuestro alcance para tal efecto.
Ser parte de la sociedad civil organizada no es una tarea sencilla. Implica un ejercicio de coherencia y responsabilidad, así como un reto que se debe asumir día con día. En primer término, en tanto que constituyen la instancia que, advirtiendo las problemáticas de la sociedad, debe recoger la voz de la misma, integrar su pluralidad en cuestiones concretas y trasmitir ese producto a la escena política y al entorno público. Esta tarea, lleva implícito el entrar en contacto con las autoridades y estructuras del poder para, con frecuencia, decir lo que no siempre están dispuestas a escuchar. Implica valorar, criticar, pero también proponer y dar seguimiento a esas propuestas. En el fondo, impera la voluntad de hacer una sociedad mejor, de lograr la incidencia de intereses comunes para emprender acciones que produzcan un beneficio general.
El señalar problemas, evidenciar necesidades o solicitar atención a demandas y reclamos sociales, no significa oponerse a la aplicación de la ley, pretender debilitar a las autoridades u obstaculizar programas o acciones de gobierno. Por el contrario, las voces que desde la sociedad civil se levantan, enriquecen el debate público, ayudan al equilibrio entre autoridades y poderes, fortaleciendo la institucionalidad democrática. La pluralidad, la tolerancia, el conocimiento verdadero, la libertad y la democracia sólo son posibles donde existe una sociedad civil organizada, por lo que es claro que la tarea que llevan a cabo es digna del mayor reconocimiento y debe ser apoyada, en particular, por lo que hace al ámbito de la promoción y defensa de los derechos humanos.
En tiempos donde parecería que la verdad se construye y determina a partir del discurso, los postulados y acciones de las organizaciones de la sociedad civil nos enfatizan la necesidad de observar la integralidad de los problemas y retomar para su atención el valor de los hechos y del análisis de información objetiva. La seguridad e integridad de las personas, el abatimiento de la violencia y el combate a la impunidad, son materias en las que las declaraciones políticas o ideológicas deberían sustituirse por el debate público, plural e informado, que, partiendo de los conocimientos especializados y la evidencia empírica, sirva para construir las políticas que nuestro país demanda. Cualquier cambio que México emprenda será más efectivo y viable si autoridades y sociedad caminamos de la mano. La polarización y la división no beneficia a nadie.
El autor Mtro. Luis Raúl González Pérez lo publicó meses antes de que concluyera su periodo como Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (2014/2019). Este artículo lo hemos rescatado de la hemeroteca de Red Social porque su lectura es como una guía didáctica para los que actualmente ocupan distintas funciones en el gobierno municipal y/o estatal. Que son quienes podrían aprovechar esta importante opinión, para mejorar su actuar, pues a juzgar por algunos de sus gobernados dejan mucho que desear.
Quizá por su formación académica -durante varios años el Mtro. González Pérez fue el Abogado General de la UNAM)- este artículo que volvemos a publicar, en cada una de sus palabras va bordando las ideas exactas, propias que lleva a los lectores por una Clase Magistral sintetizada de lo que debe ser la relación de la Sociedad Civil Organizada con las autoridades gubernamentales, cualquier a que sea su responsabilidad. Y que tenga, claro está, deseos de superarse en su relación con los grupos sociales.
También es una buena información que revalora la labor que se desarrolla en el Tercer Sector, reconocido como el del Voluntariado. Ojalá que su lectura sea de provecho.
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